miércoles, 12 de agosto de 2015

Hoy desperté:
Y me di cuenta de que estaba viva,
de que mi espalda reposaba en una cama,
de que a mi piel la acariciaba el sol que entraba por la ventana.
Me di cuenta también, de que estaba respirando,
de que tenía un tesoro al lado,
a mi hija, con sus ojitos chispeantes y preparada para conocer al mundo,
para salir aquí fuera, tomada de mi mano.
Desperté, y supe que tú, Señor,
habías estado velando por mi sueño,
que fueron muchas las pesadillas que quisieron acercarse, atemorizarme,
pero que tú no les dejaste.
Desperté, abrí los ojos,
y recordé que tenía algo qué comer,
que mis piernas podían andar, mis ojos ver,
y que no por vivir eso todos los días, debería darlo por sentado;
realmente muchos no superan la noche,
y no despiertan,
se van en silencio,
pero yo desperté, ¡estoy viva!,
y quiero hacer de este día el mejor de mi vida,
y mañana igual, y el siguiente día,
y aprender de mi hija a vivir intensamente, con ganas,
porque este es mi regalo y no quiero desaprovecharlo.

jueves, 6 de agosto de 2015

¿Por qué ya no nos miramos a los ojos?,
¿y por qué miramos hacia otro lado, caminando por la calle, para no ser nosotros a quien ese desconocido que parece tan agobiado, nos pida el favor?
¿Por qué los favores que hacemos, llevan consigo cada uno su factura? Sí, porque aunque no lo digamos, siempre esperamos recibir algo a cambio, ya sea hoy, mañana o dentro de un año; o cuanto menos tener una reserva por si en algún momento llegamos a necesitar algo.
A veces he ido por la calle y me ha sorprendido ahí mismo el llanto; son cosas que pasan, he sentido que no puedo más, y me he desplomado. Me he echado a llorar, y he querido hacerlo como una niña pero me he contenido; hasta he puesto puchero. Y de verdad que no me ha importado si me ven todos esos desconocidos; no me ha importado lo que piense nadie: he tenido que llorar, y lo he hecho, porque demasiado espero ya siempre y me callo como para tener que esperar también el momento propicio para ser humana y desahogarme. Total, que he ido llorando por ahí, y he echado mucho en falta que alguien se me acercara y me preguntara: ¿te pasa algo?, ¿puedo ayudarte?, ¿estás bien? Pero nadie lo ha hecho... Todos han pasado de largo, han seguido su camino, algunos ni siquiera han querido mirarme (no sé si porque a algunas personas de verdad les incomoda enfrentarse con la tristeza, porque le recuerda a la suya propia). Eso es terrible... No es el caso, gracias a Dios, pero ¿y si fuese un caso de violencia doméstica?, ¿y si mi marido me golpease, o me maltratase de alguna otra forma?, ¿y si acabase de quedarme sin casa?, ¿y si mi pequeña estuviese enfermita y yo no tuviese medios para llevarla al hospital en ese momento, o para comprarle sus medicinas?, ¿y si yo estuviese pensando en suicidarme?
Llamadas de auxilio por doquier; gente solitaria; desesperación; discusiones telefónicas en la calle... y nadie dice nada, nadie hace nada. Es mucho más fácil acallar nuestra propia conciencia, pensar que no es nuestro problema, y seguir caminando... y así nos volvemos cada vez menos humanos.A veces, para una persona en crisis, una sonrisa amable lo es todo, o una palabra suave. ¿Acaso no podemos pagar las 2 manzanas que esa mujer junto a nosotros, tendrá que dejar por no tener suficiente dinero? No hace falta que nos lo pida, ¡marquemos la diferencia
Hemos olvidado lo bien que se siente la generosidad. Si ves a un anciano con cuatro bolsas de compra, andando bajo el sol inclemente, ¡para el auto y acércalo! aunque sea a la parada de autobús; no cuesta nada, de verdad, y para esa persona será la diferencia en su día. Si la cajera del supermercado te contesta mal, o si alguno de la cola actua de manera hostil, no se lo tomes en cuenta, no te tomes las cosas tan a pecho, sonríe, y deja que suceda. Y no se trata de no reclamar tus derechos ni de dejar que te pisoteen, sino de no saltar como una fiera ante el más ligero roce; hay muchísimas cosas, muchísimas discusiones y malos ratos que podriamos evitar en nuestro día a día, estoy segura. Piensa en que quizás esa cajera lo pasa realmente mal cuando llega a casa; quizás su madre esté muy enferma; quizás ella sea la única que trabaje y tenga que hacerse cargo de todo; quizás su esposo la haya abandonado o no la trate como debería; quizás tiene un hijo rebelde en el que no deja de pensar; o quizás tenga deudas acumuladas y estén por quitarle la casa... Quizás esa persona a la que le contestate con una grosería y le mostraste el dedo medio porque estuvo a punto de chocar contra tu auto, estuviese pensando en que está a punto de quedarse sin trabajo, o en su mujer que tiene cáncer terminal. Parece muy drástico, ¿a que sí? Pero esa es la realidad de muchas personas; todos tenemos problemas, algunos más grandes, otros más pequeños, pero todos lidiamos con lo nuestro; así que demos más palmadas en el hombro, más miradas que digan "no te preocupes, sé que has tenido un mal día"; más sonrisas, más gestos solidarios. Demos amor.

lunes, 3 de agosto de 2015

20 cosas que quiero enseñarle a mi hija.

Hace poco leí un post de una mujer que tenía 101 cosas que quería enseñarle a su hija, cuando naciese, porque aún estaba en la dulce espera. Algunas de esas cosas me parecieron tiernas, profundas y hermosas, otras me resultaron graciosas, y otras, a decir verdad, no me gustaron para nada. Cada quien tiene sus propios valores, principios, criterios, cada uno tiene su propio mundo dentro de sí, y bueno, esto me inspiró para hacer mi pequeñita lista de cosas que, DESDE MI MUNDO, quiero transmitirle a mi pequeña y amada Mariel.
1- No importa lo que hayas hecho, lo que estés pensando o sintiendo, tu mamá SIEMPRE estará aquí para ti, amándote incluso más.
2- A veces, cuando hagas lo correcto, tendrás público y te alabarán por ello; otras veces, nadie estará mirando. Créeme, es infinitamente más hermoso y gratificante hacer lo correcto cuando nadie te ve. Hazlo en ambas situaciones.
3- Las personas que te aman, también se enfadan y tienen mal humor, eso no significa que te amen menos. Debes aprender que alguien que es capaz de amarnos incluso en nuestros peores días, es alguien que merece la pena. Procura tú también dar ese mismo amor verdadero.
4- Dedícate a lo que verdaderamente te apasione; haz lo que te haga feliz. No permitas que nadie, ni siquiera yo, te diga qué profesión elegir, que hobby practicar. Escucha consejos, pero sobre todo aprende a conocerte y a ser honesta contigo misma: Nadie sabe mejor que tú qué es lo que disfrutas.
5- No dejes que el trabajo y las obligaciones te roben la vida. Ríe, juega, enloquece un poco; eso es lo que recordarás a través de los años.
6- Tú eres hermosa; quiero asegurarme de que lo sepas: TÚ ERES HERMOSA. No permitas que nadie en el mundo te haga siquiera dudarlo.
7- Disfruta de las comidas en restaurantes, de poder elegir entre distintos vestuarios, de las comodidades y la bonanza en general, si Dios te concediese tenerlas; pero disfruta todavía más de las modestas comidas en casa, del concierto de los pájaros, de la sencillez, porque son esas cosas las que te enseñarán a ser persona, a ser humana, a ser sensible, a ser hermosa... esos sí que son regalos.
8- Cuando cometas una falta, no tardes en pedir perdón. Los errores no admitidos y las culpas no asumidas, pueden llegar a pesar mucho sobre tus espaldas.
9- Si algún día te alejas, quiero que recuerdes que siempre podrás volver. Tú tienes un lugar especial en el mundo, tú tienes un hogar.
10- Sé generosa. Tal vez escuches mucho hablar acerca de la generosidad, y la veas poco, pero necesito que sepas que la generosidad te hará feliz. Nada puede compararse con la felicidad que sentimos al dar a los demás sin importar qué.
11- Si un día llega a estar entre tus planes y sueños el casarte, asegúrate de que sea con un hombre que te haga sentir, cuánto menos, la misma seguridad que has sentido en casa; con un hombre que pelee por ti, que te haga sonreír, que aligere tus cargas y siempre esté dispuesto a escuchar. Créeme, porque lo escuché muchas veces pero nunca presté verdadera atención: las cosas que no se ven son las que permanecerán aún con el paso de los años.
12- Sin importar a dónde vayas, recuerda siempre de dónde vienes.
13- Jamás, bajo ninguna circunstancia, por ningún motivo, permitas que alguien te grite, te ofenda, te humille o te mengue. No contestes de la misma forma, pero tampoco te quedes ahí para escucharle. Sigue tu camino.
14- A lo largo de la vida habrá momentos en los que sientas que ya no puedes más, y no uno, ni dos, sino montones. La vida es dura. Cuando eso suceda: mira hacia la cruz.
15- No encontrarás nunca en el mundo una paz, gozo ni seguridad verdaderas... Eso sólo puede dártelo el Señor. Acude a él, mantente en él.
16- Sé siempre una niña. Una que ha aprendido muchas cosas y que sabe ya manejar infinidad de situaciones, pero al fin y al cabo, niña.
17- Lo más satisfactorio que hay es hacer las cosas por ti misma, así que no dejes que nadie te robe eso haciéndolo todo por ti. Pero si en algún momento llegas a necesitar ayuda, no dudes en pedirla, no hay nada de malo en eso.
18- No importa cuán oscura ni cuán larga te parezca una noche, en algún momento, justo cuando tenga que salir, el sol saldrá.
19- Si algo no te gusta, cámbialo. Si no estás conforme, no te quedes quieta. Lucha siempre.
20- Eres valiosa, eres amada. No te conformes con menos que eso. Nunca.

Ser amada.

Ser amada.
Hallar un lugar que sea mío.
Y reposar.
Y quitarme los zapatos, y sentarme a llorar.
Y saber que después de que llore, seguirás estando ahí, así sin más.
Ser amada.
Que no me presionen para devolver favores que necesitaba, pero que jamás pedí.
Que aunque los hubiese pedido, pasasen de inmediato a la cuenta de "saldado."
Que seas incondicional.
Dormir tranquila, sin pesadillas, porque cuando amanezca sólo tendré que ser yo.
Ser amada.
Un abrazo sin premeditación;
una mirada de compasión;
una mano que me levante sin preguntar,
y que me lleve a no sé donde,
que me venga a rescatar.
Ser amada...
con un amor atemporal,
que no caduque, que no se desgaste,
que me esconda en su pecho y me de seguridad,
que me ame cuando soy débil, porque es cuando lo necesito más.
Vendar mis heridas, apaciguar mis miedos,
devolverme la calma...
Ser amada.
Quitar el peso de mis hombros,
hacer el desayuno una mañana;
dejarme llorar, dejarme gritar,
no censurarme y estar listo para escuchar.
Y diré algunas tonterías
y otras cosas serán verdad,
más yo sólo quiero ser amada,
no desdeñada, ya no más.

martes, 25 de noviembre de 2014

Educar a nuestros hijos.

Hace pocos días, mientras buscaba en internet artículos acerca de los niños y los regalos de navidad/reyes, encontré por casualidad esto, que me pareció interesante, tanto como para compartirlo:
"Te proponemos un juego: coge las letras de la palabra educar y piensa en términos que empiecen por ellas y tengan relación con lo que sientes por tu hijo. Encontrarás las claves para educarle bien." www.crecerfeliz.es
Esto me hizo pensar, casi de inmediato, en varias palabras que tienen relación con lo que siento por mi hija, sí, pero más bien con lo que quiero para ella, derivado por supuesto de lo que siento por ella, que es amor, amor, y más amor.
Mis palabras han sido estas:
-Enseñar: a respetar(se), a cuidar(se), a comportarse, a valorar(se), a considerar, a defender sus convicciones y a sí misma también, a tener seguridad en sí misma.
-Enmendar sus errores, que seguramente serán muchos, como los de todo el mundo, pero que no le harán valer menos, y necesito que ella sepa por sobre todas las cosas que no importa cuántos ni cuán graves errores cometa, ni cuántas malas decisiones tome, su mamá y su papá siempre estaremos aquí para ella, y la amaremos de todos modos.
-Ennoblecer: su carácter, que sin importar cuán enfadada esté, ni cuántas ganas tenga de gritar, por encima de cualquier enfado y de cualquier arrebato, debe prevalecer la bondad.
-Enderezar(la) como a los arbolitos. No sé mucho de jardinería, por no decir nada, pero siempre he escuchado y alguna vez he visto que a ciertos árboles, mientras aún son pequeños, se les coloca un palo amarrado al tallo, habiendo detectado a tiempo que comenzaban a doblarse, y esto para asegurarse de que crezcan como deben, rectos, hacia arriba. También quiero educar a mi hija para que, por medio de la palabra de Dios como lámpara para sus pies, enderece su camino, que siga los pasos del Señor, que son los únicos que conducen en rectitud hacia la vida.
-Dosificar: los caprichos, los lujos (aunque pudiese permitirse todos los del mundo), las golosinas... es decir, evitar los excesos, porque lo último que querría es que ella sea una persona caprichosa, materialista, superficial, incapaz de valorar los detalles, de ser feliz con el ahora. Quiero, por el contrario, que ella sea una persona sencilla, capaz de disfrutar con la misma intensidad en la escasez y en la abundancia. Dosificarlo casi todo, menos el amor.
-...lo cual me lleva a la palabra Dar: dar amor, así sin más, que es por sí mismo darlo todo.
-Dulzura: jamás perder la dulzura para con mi niña, ya sea que le esté dando un abrazo de oso como los que tanta gracia le hacen, o como que deba ser firme al regañarla, quiero ser siempre dulce, como sólo puede serlo una madre.
-Unión: estar siempre unidos como familia su papá, ella y yo, de manera que ella se sienta segura ante cualquier adversidad, debajo de esa simple pero fiel y cálida cuevecita de la unión familiar. Más allá, estar unidas las dos, con ese mismo vínculo que, desde que fue creada en mi vientre, Dios formó, con ese vínculo tan íntimo, irrompible, unidas como amigas, como dos personas que se aman profundamente, sin dejar por eso -sino sobre todo- de ser madre e hija.
-Corregir: casi lo mismo que enderezar, sólo que enderezar englobaría un proceso, un trabajo de meses, de años... mientras que corregir, debe hacerse en el momento oportuno, en el día a día.
-Candidez: cuidar su inocencia como de lo que se trata, de un preciosísimo tesoro, defender esa inocencia con uñas y dientes, que nada ni nadie en el mundo pueda ensuciarla, mucho menos robársela, y por supuesto enseñarle a ella a defenderla del mismo modo.
-Cariño: Como con la dulzura, que siempre hayan abrazos, besos, juegos en la cama nada más despertarnos y antes de dormir, risitas juguetonas en público...
-Amor: ¿hace falta una explicación?
-Atención: No quiero que mi hija tenga la necesidad de ser "el centro de atención", quiero que sea humilde, que aprenda, entre muchas otras cosas, a ser paciente, a aceptar con buena actitud que no siempre tendrá todo lo que pide, ni será la protagonista... pero sí que quiero asegurarme de que ella se sienta amada, que esté segura de que siempre acudiré cuando me necesita, de que sus logros son valiosísimos para nosotros, por pequeñitos que sean (que para mí no hay ninguno pequeño), que ella ocupa un lugar irreemplazable en este mundo... pienso que todo esto será la base gracias a la cual no necesitará lo primero.
-Risas: reírnos siempre con tanta facilidad como ahora, por cualquier cosa, incluso cuando nos caemos, nos equivocamos, moqueamos...

Este es mi "educacionario", como lo llaman en la misma web que cité al principio, y, también como se comenta ahí, creo que amando a nuestros hijos, no podemos hacerlo mal jamás, pero debemos tener en cuenta una cosa, que "el que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor" (1 Juan 4:8), así que si les amamos con el "amor" viciado de este mundo, que es más afecto natural, que amor (los animales tienen afecto natural por sus crías, por ejemplo, pero no pueden amar, no tienen espíritu), nos equivocaremos seguro. Sólo Dios, con su perfecto amor, puede educarnos a nosotros para que podamos así educar a nuestros hijos.

¡A amarles mucho!

sábado, 30 de agosto de 2014

#icebucketchallenge : ¿El nuevo culpable de la crisis de agua?

De nuevo voy con la "anticrítica", pero esta vez hablaré acerca de ese reto que se ha vuelto viral en internet, el #icebucketchallenge. Se supone que este es una iniciativa cuyo objetivo principal, además de dar a conocer la enfermedad de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA, o ALS en inglés), es el de recaudar fondos para las personas que la padecen. Consiste en grabar un video vaciándose encima un cubo de agua fría (o de agua con hielo, que es lo mismo), y "nominar" o retar a otra persona a que también lo haga; con esto se ha conseguido llamar la atención de muchísimas personas a nivel mundial, que antes de ver alguno de estos videos no sabían nada al respecto de esta enfermedad, y que ahora han hecho importantes donaciones en pro de la investigación y del tratamiento de la misma. Muchas personalidades famosas como Stephen Hawking, Michael Jordan y Charlie Sheen, se han sumado a este reto del cubo de agua fría, lo cual sin duda ha ayudado a que se hable tanto del tema, a que se le de tanta importancia, porque ya sabemos como se maneja el mundo.
Pero de lo que quiero hablar en este post no es del #icebucketchallenge como tal, sino de todas las opiniones y cómo no, las críticas, que se han generado en torno a este. Algunos sólo dicen que es algo "estúpido", otros, siguiendo esta línea, opinan que con ello se demuestra la poca inteligencia de muchos, que siguen como borregos a cualquier tonto, pero la crítica más fuerte y frecuente que leo y escucho acusa a quienes han llevado a cabo el reto, de desperdiciar uno de los recursos más indispensables y en riesgo de escasear que tenemos: el agua; dicen, pues, que cómo es posible que se desperdicie este preciado recurso sin remordimiento alguno, en un acto inútil como lo es el de echárselo encima sin ton ni son, habiendo sitios como África que sufren de una inmensa necesidad por el tal, niños muriendo de sed como los que vemos constantemente en las fotos de internet... dicen también que es una terrible falta de conciencia, de poca sensibilidad, y que con esto se está fomentando una mayor irresponsabilidad en cuanto al cuidado del agua; es como si todos los esfuerzos de los ecologistas estuviesen siendo boicoteados, como si les estuviesen diciendo en la cara "mira como desperdicio el agua, gota a gota, ¿y cuál es el problema?." No, yo la verdad no creo que sea tan macabro el asunto, y sé que la problemática del agua no es preocupación sólo de los ecologistas, no me estoy burlando de ello, está claro que es algo que debería preocuparnos a todos, y que requiere medidas aplicadas por todos, pero simplemente no me parece tan terrible el hecho de que unas cuantas personas se vacíen encima un cubito de agua y gracias a esto consigan recaudar dinero para una buena causa, ¡y vaya sí les ha resultado hasta ahora!.
Yo particularmente no lo hecho, ni pienso hacerlo, no porque considere que es un sacrilegio desperdiciar el agua de un cubo frente a una cámara de video, sino porque sencillamente no estoy ahora mismo en esa onda. Sin embargo, no dejo de preguntarme si aquellos que tanto se han ofendido, resentido, esos que se rasgan las vestiduras cuando aparece un nuevo video, hacen cosas como por ejemplo cerrar el grifo mientras se enjabonan, y es que eso sí que es un grave desperdicio de agua, porque lo estarían haciendo miles y miles de personas, un día tras otro, varias veces al día... eso sí que me preocupa y me angustia; sólo imaginen: mientras me enjabono plácidamente (cantando a veces), me lavo la cabeza, la masajeo... segundo tras segundo van cayendo cientos de gotas que se van por el drenaje sin haberme servido para nada, ¡uff! Me pregunto también si esas personas son capaces de, así como lo escriben en su facebook, tan claro y tan duro, reclamarle a su vecino por dejar abierta la manguera; me pregunto si además se dan cuenta de que los niños de África no sólo padecen escasez de agua, sino además de alimentos, y si su conciencia les hace el echarse en el plato sólo lo que están seguros van a comerse, o si con frialdad vacían la mitad de la comida en la bolsa de basura.
Esta crítica "anticrítica" va en contra de la hipocresía. Por favor, seamos consecuentes con lo que decimos, seamos íntegros. Si nos molesta ver todos esos videos de agua derramada que están circulando por internet, hagamos algo con nuestro ejemplo para crear conciencia en el mundo acerca de lo que nos preocupa, y esto no sólo cuando nos vean los demás, y aún mejor, aportemos ideas mejores para hacer campañas de este tipo y conseguir lo que se ha conseguido con el #icebucketchallenge. Nos dolemos por un cubo, pero quizás en nuestro día a día estemos desperdiciando lo acumulable en 3.
¡Manos a la obra!

viernes, 29 de agosto de 2014

Las Princesas Disney no son tan malas.

Tantas cosas que contar... sí, muchísimas, y no sabía bien cómo hacerme escuchar, o leer, hasta que se me ocurrió la idea de escribir aquí, y bueno, aquí estoy.
He pensado últimamente acerca del afán que tiene la gente por criticarlo  todo (bueno, sí, lo mío también puede tomarse como una crítica, pero en realidad mi intención es que sea una "anticrítica"). ¡Qué cosas!, he escuchado y leído mucho en contra de los cuentos de las princesas Disney, que si tienen mensajes machistas, que si reducen el papel de la mujer en la sociedad, que si les meten a las niñas ideas inútiles y erradas acerca de la vida y del romanticismo; en cuanto a esto último, debo decir que es lo que más duro he visto que critican todos, clavándose puñales en el pecho porque les parece que es una tontería o una ofensa el inculcarles a las niñas la idea de que deben ser rescatadas por un príncipe azul y así vivir felices para siempre.
La verdad es que, en mi opinión, quienes se resienten contra Disney por estos cuentos, están equivocados, así de radical soy. Primero, vamos a contextualizar las cosas: esos cuentos que a muchos ofenden y disgustan, fueron escritos e ideados en épocas concretas (sí, ya sé que la mayoría de las historias Disney no son originales de esta industria, sino que son adaptaciones que se han hecho de otros autores, pero pues el caso es que Disney ha sabido cómo ponerles magia y transmitirlas de manera que perduren en la mente y en los corazones de millones de personas a nivel mundial, y digo yo que eso tiene algún mérito, ¿o no?), que fueron muy diferentes a la nuestra, a la actual, es decir, hubo un tiempo en el que las personas "de color" fueron esclavos, por ejemplo, gracias a Dios (y a costa de muchas luchas y sangre), ya no es así, pero no podemos borrar de la historia de la humanidad ese episodio, aunque hoy nos parezca una atrocidad; bueno, volviendo al tema, que si se hubiese escrito en esa época un cuento acerca de una mujer de color que se enamora de un príncipe (que evidentemente sería blanco, porque no iba a ser de otro modo, siendo que los de su propia raza eran esclavos), y el príncipe pues "la rescata", la libera de su yugo, la convierte en una mujer libre y la toma para sí, y viven felices para siempre... también se escandalizarían con este cuento todos aquellos que critican el resto de cuentos de princesas Disney, dirían que es una poca vergüenza el manifestar que los blancos son superiores a las personas de color (porque los blancos son príncipes y los negros, esclavos), entre otras tantas cosas, que a mi parecer sí que son tonterías. Frozen, sin embargo (y mira que me encanta, es de mis favoritas), sí que es un "clásico" Disney de nuestra época, y, como tal, tiene una historia y un montón de matices muy diferentes a los de las películas Disney de hace años, porque nuestra sociedad va cambiando con el paso del tiempo, y con ella nuestra forma de ver el mundo, de entenderlo, y nuestros prejuicios... Así, en Frozen las princesas no son rescatadas por ningún príncipe, sino que se rescatan entre ellas y a sí mismas; tampoco se habla de un amor romántico, sino del amor entre hermanas, lo cual es realmente hermoso, y el beso de amor verdadero que despertó a La Bella Durmiente, que salvó a Blancanieves... es reemplazado por un "acto" de amor verdadero, que no es más que anteponer el bien de la persona amada al nuestro (Anna antepuso la vida de su hermana Elsa a la suya, cuando Hans estaba a punto de matarla y ella tenía que elegir entre besar a Kristof y así intentar descongelarse, o correr hacia su hermana y hacerle de escudo ante la espada del villano). La gente dice que si Disney está cambiando, que si se ha dado cuenta de que estaba equivocado en el resto de sus cuentos, que si ahora sí que se da un buen mensaje (aunque claro, no ha faltado quien le busque las 4 patas al gato y diga que Frozen oculta un mensaje a favor de la homosexualidad, que se lo quieren inculcar a los niños, etc), pero yo pienso que no es que Disney esté reconociendo con este cambio en sus historias, que el resto tenían algo de malo, sino simplemente que así como las chicas de hoy en día no son iguales a las de hace 3 décadas, así tampoco lo son las princesas.
Bueno, eso, que cada cuento tiene su contexto, su época, su historia... Después está el asunto de que, le guste a quien le guste, han llenado de magia los corazones de muchos, como el mío, que aun teniendo 27 años y siendo madre, me emociono cuando entro a la tienda Disney y soy recibida por el espejo mágico al que se le activa con una varita, y cuando veo las muñecas de La Sirenita, Jasmín, Cenicienta, Pocahontas, Jasmín... o cuando le pongo a mi hija los videos de esas canciones maravillosas y llenas de inocencia con las que crecí (Parte de él - La Sirenita; Hakuna Matata - El Rey León; Bella y Bestia, Un mundo ideal -Aladdín); De verdad que se me ponen a veces los vellos de punta y que vuelvo a ser niña como para hasta querer jugar con las muñecas. Eso es algo que no ha podido lograr ninguna otra industria hasta el momento, y es algo que me encanta poder compartir con mi hija, y poder permitirle disfrutar.
Por otro lado, personalmente podría sacar muchos aspectos positivos de los cuentos de Disney; creo que todo está en los ojos que miran las cosas; por ejemplo me resulta un valor importante para las niñas de hoy (dado que todo se vuelve cada vez más artificial, más superficial), el saber ver y valorar el interior de las personas (aunque suene trillado, sí, pero es que increíblemente, aunque se dice mucho, poco se hace), en especial del hombre con el que esperan compartir el resto de su vida, que ya podrá ser muy feo por fuera pero si tiene un gran corazón, será digno del suyo; esto lo podemos sacar de La Bella y la Bestia, y sí, apartemos el hecho de que la bestia la secuestró, hemos dicho que por un momento nos vamos a centrar en lo bueno. La rebeldía de la princesa Jasmín, en contra de una parte mala de su cultura, del sistema que le imponía el casarse con alguien de la realeza, y esto antes de que su padre muriese para así asegurarse de tener a alguien que "cuidase de ella"; esto no lo dice Disney, esto lo dice la cultura de la que se sacó el cuento de Aladdín; así pues, Jasmín se opone a casarse con cualquiera porque espera a encontrar su verdadero amor para ello, y se enamora de Aladdín que no sólo no es de la realeza, sino que además ha sido un ladronzuelo durante toda su vida, pero que crece en su interior y se convierte en una mejor persona hasta conquistar el corazón de su amada (suspiro jajaja). Luego está la Cenicienta, quien nos enseña que si no somos felices con nuestra realidad, podemos cambiarla si nos atrevemos a hacer algo para ello; Cenicienta es una soñadora, y yo quiero que mi hija sea una soñadora (y también una hacedora, claro está), porque sin sueños estamos perdidos, todo comienza por un sueño, todo parte del corazón. Bueno, eso, que Cenicienta no tenía la mejor de las situaciones, todos conocemos la historia: vivía con su madrastra y sus dos hermanastras porque su padre había muerto, y era obligada a cumplir el rol de criada, sin embargo no perdió jamás su capacidad para soñar, para cantar, para sonreír... un día tuvo una oportunidad de hacer algo por sí misma, el ir a ese baile Real del que todos hablaban, y bueno, se las ingenió para ir pese a los obstáculos puestos por su malvada madrastra, ella se atrevió (y claro, recibió entonces la ayuda de un hada mágica, porque estamos hablando de Disney, ¿qué esperaban?), ahí conoció al príncipe quien se enamoró de ella, y el resto de la historia no hace falta contarlo, pero todos sabemos que a partir de ahí su vida cambió. Si Cenicienta hubiese pensado "bueno, ¡¿qué más da?!, ¡otra vez será!, no podré ir al baile, está claro que mi lugar está aquí en casa limpiando, haciendo todo lo que los demás quieren que haga, ¿para qué voy siquiera a soñar con ir, con hacer algo por mí, si no soy más que una criada?", el final hubiese sido otro, y no muy feliz. Finalmente (porque me gusta dejar las mejores cosas para el final), escribiré acerca de mi película Disney favorita, mi obsesión: La Sirenita. Ella me habla de la valentía, de creer en el amor verdadero, y de apostar por lo que llevamos dentro, aunque nadie más nos apoye, si estamos plenamente convencidos de que merece la pena; en cuanto a esto último, lo importante no es el hecho en sí de haber apostado por su amor con el príncipe Eric y que al final tuviese razón y su padre estuviese equivocado, que los humanos pues no fuesen tan malos y que ella pudiese ser feliz con su príncipe, no, lo importante es que ella luchó por ese amor, que resultase bien o mal, es otra historia, otro tema, pero yo aplaudo a Ariel porque fue muy, muy valiente, y en el mundo hace falta gente que sea verdaderamente valiente, y que aunque se equivoquen, se levanten con la frente en alto y aprendan de su experiencia.
Admitámoslo, a todas nos gusta o nos gustaría ser rescatadas por nuestro "príncipe" en algún momento de nuestras vidas,  sentirnos princesas, delicadas, que alguien ponga en riesgo su vida (o algo muy importante para él, por no ser tan drásticas jaja), por nosotras... y a todos les gustaría rescatar a sus princesas, sentirse necesarios, marcar un antes y un después en nuestras vidas... no digan que no ;) por muy independientes que seamos unos y otros, una cosa no quita la otra, es como decir que si abren la puerta del coche, nos están diciendo que somos unas inútiles.
Yo soy una eterna enamorada de los cuentos Disney, aunque eso está de más decirlo después del pergamino que acabo de desenrollar para defenderlos jajaja pero apartando eso, creo que es necesario que nos esforcemos por ver EN TODO la parte positiva, aunque solo sea un detalle; desechar lo demás si no nos gusta, y aprender de lo bueno.
"...y vivieron felices para siempre."